viernes, 16 de mayo de 2008

Poema El Ángel Y El Niño de Arthur Rimbaud
El nuevo año ha consumido ya la luz del primer día;luz tan agradable para los niños, tanto tiempo esperada y tan pronto olvidada,y, envuelto en sueño y risa, el niño adormecido se ha callado…Está acostado en su cuna de plumas; y el sonajero ruidoso calla, junto a él, en el suelo.Lo recuerda y tiene un sueño feliz:tras los regalos de su madre, recibe los de los habitantes del cielo.Su boca se entreabre, sonriente, y parece que sus labios entornados invocan a Dios.Junto a su cabeza, un ángel aparece inclinado:espía los susurros de un corazón inocente y, como colgado de su propia imagen,contempla esta cara celestial: admira sus mejillas, su frente serena, los gozos de su alma,esta flor que no ha tocado el Mediodía :«¡Niño que a mí te pareces, vente al cielo conmigo! Entra en la morada divina;habita el palacio que has visto en tu sueño;¡eres digno! ¡Que la tierra no se quede ya con un hijo del cielo!Aquí abajo, no podemos fiamos de nadie; los mortales no acarician nunca con dicha sincera;incluso del olor de la flor brota un algo amargo;y los corazones agitados sólo gozan de alegrías tristes;nunca la alegría reconforta sin nubes y una lágrima luce en la risa que duda.¿Acaso tu frente pura tiene que ajarse en esta vida amarga, las preocupaciones turbarlos llantos de tus ojos color cielo y la sombra del ciprés dispersar las rosas de tu cara?¡No ocurrirá! te llevaré conmigo a las tierras celestes,

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